Literatura Vanguardista
En el primer tercio del siglo XX, denominado la Edad de Plata, se producen obras literarias de extraordinaria calidad. En especial, la literatura de entreguerras (período comprendido entre el fin de la Primera Guerra Mundial —1919— y el comienzo de la Segunda —1939—) ofrece un rico panorama de tendencias diversas.
En la segunda década del siglo, coincidiendo con manifesta- ciones literarias del simbolismo (Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado) surgieron los movimientos de la vanguardia hispánica, el ultraísmo y el creacionismo (1918-1924), en consonancia con la renovación de la lírica que se producía en Europa, presididos por la labor de Ramón Gómez de la Serna.
A mediados de los años veinte, empezaron a destacar los poetas, algunos procedentes de las vanguardias literarias, que integraron la denominada generación o grupo del 27 (1925-1936).
182
Las vanguardias
En las primeras décadas del siglo XX se desarrollaron movimientos artísticos conocidos como vanguardias. La palabra, un término del ámbito militar, des- tacaba el carácter innovador, rebelde y provocador de las nuevas tendencias.
Los vanguardistas reaccionaron contra los valores, las producciones estéticas y la tradición literaria de la burguesía de la época.
Características generales
Entre las características comunes del arte y la literatura de vanguardia
sobresalen las siguientes:
Tendencia a la formación de grupos, a la declaración de sus principios en
manifiestos y a la publicación de sus obras en revistas literarias.
Oposición a la tradición artística y cultural anterior y afán de realizar un
cambio total.
Rechazo de la imitación de la realidad, la verosimilitud (antirrealismo) y proscripción, por tanto, de lo narrativo. La obra artística debía crear una nueva realidad, que tuviera valor por sí misma y no por semejanza.
Rechazo del sentimentalismo y la subjetividad en favor del vitalismo y el juego. El afán lúdico, el rechazo de la lógica, la expresión de la interioridad por medio de los sueños y lo inconsciente llevaron a los poetas vanguardistas a las asociaciones arbitrarias, irracionales.
Voluntad de renovación y experimentación poética, que se expresa en los siguientes rasgos: preferencia por las metáforas y las imágenes (asociaciones entre términos sin relación con lo real) que se acumulan en un poema; ausencia de rima, de enlaces sintácticos y de signos de puntuación; disposición tipográfica especial del poema en la página, en la búsqueda de efectos visuales y plásticos; creación abundante de neologismos.
En cuanto a los valores principales, destaca el entusiasmo por el mundo moderno y la exaltación de la ciudad. A los artistas les fascinan los inventos de la sociedad moderna, las máquinas: el automóvil, el teléfono, el telégrafo, la cámara fotográfica, los tranvías, los aviones. El cine —uno de los grandes inventos del siglo— influirá en la obra de vanguardistas y del grupo del 27.
La ciudad moderna ofrece novedades arquitectónicas, en especial, el rascacielos y los ascensores; también las luces, las estaciones, las muchedumbres que se mueven a un ritmo frenético, las fábricas, los puentes. Madrid y Barcelona se convier- ten en ciudades cosmopolitas, se crean grandes hoteles. Esta fascinación inicial presentará posteriormente los aspectos negativos del desarrollo del capitalismo, como en la película Metrópolis (1927), de Fritz Lang.
Los vanguardistas muestran también predilección por los juegos, los deportes y las nuevas diversiones: el tenis, el rugby, la natación, el fútbol; el cabaret, el jazz, el music hall.
Fotograma de la película Metrópolis.
La modernidad artística
El conjunto de estas manifes- taciones intelectuales y artísticas constituye uno de los hechos distin- tivos del decenio de los veinte, una época prodigiosa, la única década de paz entre dos terribles guerras mundiales, un interregno feliz en que parecía que el universo estaba definitivamente abierto al progreso y a la evolución de la humanidad tanto en los aspectos materiales como en los referentes al espíritu. Es el momento en que aparece el asombroso repertorio de ismos en que la actitud creativa de vanguar- dia encuentra su acomodo y formas de expresión; en que proliferan los manifiestos con los que los jóvenes poetas, pintores, músicos, arqui- tectos, dramaturgos o cineastas se muestran capaces de arrumbar con el arte viejo.
Las vanguardias europeas
En el período que nos ocupa (1909-1929) surgieron en Europa numerosos
movimientos de vanguardia —también denominados ismos—. 2.1. El futurismo
En 1909 se publicó el Manifiesto de esta tendencia dirigida por Filippo T. Marinetti. El futurismo se declara antirromántico, militarista, patriótico, y rechaza la influencia de la herencia del pasado. Admira el riesgo, la rebeldía, la violencia, la agresividad artística, la velocidad (un automóvil rugiente [...] es más hermoso que la Victoria de Samotracia, proclama Marinetti), la belleza de los nuevos avances de la modernidad: las ciudades, las máquinas, la industria.
El grito, por Edvard Munch.
El expresionismo
El expresionismo, como el cu- bismo, se desarrolló vinculado a la pin- tura. Surgió en los países germánicos, en los que en 1905 se constituyó el primer grupo. Los temas se refieren a la angustia, el miedo, la opresión, el mundo moderno, masificado e inhu- mano. Se caracteriza por el uso de imágenes intensas y violentas, por la deformación de personajes y de situa- ciones y por la insistencia en el poder de lo irracional.
Las señoritas de Avignon, por Pablo R. Picasso.
1collage: conjunto de elementos acumu- lados arbitrariamente. Técnica pictórica consistente en pegar sobre lienzo o tablas materiales diversos.
2.2. El cubismo
Nace como una manifestación de las artes plásticas (en 1907, con Las señoritas de Avignon, de Picasso), que rompe con la noción tradicional de perspectiva, yuxtapone planos y puntos de vista y representa las figuras con formas geométricas.
En literatura, destacó la creación de Guillaume Apollinaire, que en sus obras Alcools (1913) y Caligramas (1918) incorporó la superposición de imágenes, sin desarrollo argumental, la técnica del collage1 y la creación de poemas que confor- man un dibujo (el lenguaje y las imágenes no siempre coinciden en el contenido expresado).
2.3. El dadaísmo
Espejo, caligrama de G. Apollinaire.
Surgió en 1916, encabezado por Tristan Tzara (el nombre del movimiento proviene de una palabra extraída al azar de un diccionario). Su primer mani- fiesto, en 1918, expone su carácter provocador y su nihilismo: negación total del arte y la cultura anterior, abolición de la lógica y de la memoria. Reivindican la libertad, la independencia, el humor, la irracionalidad y el absurdo.
2.4. El surrealismo
El surrealismo propuso una nueva manera de concebir el mundo y constituyó
una verdadera revolución espiritual.
En el Primer manifiesto surrealista (1924) André Breton, jefe espiritual, expuso los principios de la tendencia: incorporar a la creación el funcionamiento real del pensamiento, el mundo del subconsciente, que se expresa en los sueños, mediante la escritura automática, es decir, lograr que aflore el mundo interior sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética y moral. El surrealismo se basó en principio en las obras de Freud, creador del psicoa- nálisis, por sus investigaciones sobre el inconsciente.
Los creadores más relevantes del primer momento son Louis Aragon, Paul Éluard, Robert Desnos, Philippe Soupault. Posteriormente los surrealistas, para quienes la libertad es el bien supremo, manifiestan, influidos por el marxismo, su preocupación política por la liberación social del ser humano.
La influencia del surrealismo se extendió a las artes plásticas y al cine, y se expandió por Europa y por Hispanoamérica.
184 Literatura
Las vanguardias en España
En el surgimiento y evolución de las vanguardias hay que tener en cuenta rasgos culturales de la época, como la europeización y las iniciativas culturales liberales, y el papel fundamental de algunos escritores.
Los poetas españoles viajaron, sobre todo a París, y entraron en contacto con los nuevos artistas europeos de las diferentes vanguardias, de quienes reci- bieron fuertes influencias. Además, en Barcelona (1912) y en Madrid (1915) se realizaron exposiciones de pintores cubistas, y se publicaron poemas de autores franceses.
Una figura fundamental para las vanguardias en España fue Ramón Gómez de la Serna, quien en 1909 publica en la revista Prometeo, que él dirigía, el Manifiesto futurista; y en 1910, la Proclama futurista a los españoles, escrita por Marinetti para dicha publicación. De 1909 es también su discurso El concepto de la nueva literatura, considerado por algunos el primer manifiesto del vanguardismo español.
En 1918, llegó a Madrid procedente de París el poeta chileno Vicente Huidobro. Su presencia fue muy importante por la influencia que tuvo sobre los ultraístas y, sobre todo, porque fue el fundador del creacionismo.
3.1. Ramón Gómez de la Serna
Su papel de promotor y guía de las vanguardias fue reconocido por muchos poetas. A partir de 1915 desarrolló esta labor desde la tertulia que organizaba en el Café Pombo y de su revista Prometeo, tal como hemos señalado. Participó en numerosas reuniones y homenajes y organizó en Madrid la primera exposición de pintores cubistas. Compartió con las vanguardias españolas el gusto por las metáforas e imágenes, el humor y el juego.
Su estética particular se manifiesta en sus Greguerías (1914, primera edición); el mismo escritor definió este género nuevo como metáfora más humor. Generalmente breves y concisas, las greguerías ofrecen una visión insólita de los objetos y la vida cotidiana mediante asociaciones sorprendentes.
Las greguerías se basan en comparaciones (El Coliseo en ruinas es como una taza rota del desayuno de los siglos); metáforas e imágenes (El arco iris es la bufanda del cielo; El agua se suelta el pelo en las cascadas); paronomasias y aliteraciones (Un tumulto es un bulto que le sale a las multitudes); parodias de frases hechas (Nunca es tarde si la sopa es buena); falsas etimologías (El panegírico parece alimenticio pero no lo es); juegos de palabras (En la vida se pierden hasta los imper- dibles), y metonimias (Las moscas son los únicos animales que leen los periódicos).
ctividades
1 Reconoce y explica los recursos retóricos que aparecen en estas greguerías.
a) Los auriculares son las gafas ahumadas de los oídos.
b) Panacea es la cesta del pan.
c) Lloraba de frío la noche.
d) Los recuerdos encogen como las camisetas.
e) Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado.
f) ¿Dónde está el busto del arbusto?
g) Vinos «gran reserva» quiere decir que no dirán a nadie cómo han sido mixtificados.
h) Consejo superfilosófico: «Hazte una fotografía y si sales es que existes».
i) Se embriaga todos los días y nunca ha ido a la comisaría. ¿Quién es? El bizcocho borracho.
Extraído de Trampantojos, de Ramón Gómez de la Serna, Ed. Clan.
Ramón Gómez de la Serna
(1888-1963). Nació en Madrid en el seno de una familia adinerada. Cursó la carrera de Derecho, que nunca ejerció ya que se dedicó in- tensamente a la literatura. Realizó diversos viajes por Europa y en 1931 viajó por primera vez a Buenos Aires.
Al comienzo de la Guerra Civil se marchó a Argentina, donde vivió el resto de su vida.
En la segunda década del siglo, coincidiendo con manifesta- ciones literarias del simbolismo (Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado) surgieron los movimientos de la vanguardia hispánica, el ultraísmo y el creacionismo (1918-1924), en consonancia con la renovación de la lírica que se producía en Europa, presididos por la labor de Ramón Gómez de la Serna.
A mediados de los años veinte, empezaron a destacar los poetas, algunos procedentes de las vanguardias literarias, que integraron la denominada generación o grupo del 27 (1925-1936).
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Las vanguardias
En las primeras décadas del siglo XX se desarrollaron movimientos artísticos conocidos como vanguardias. La palabra, un término del ámbito militar, des- tacaba el carácter innovador, rebelde y provocador de las nuevas tendencias.
Los vanguardistas reaccionaron contra los valores, las producciones estéticas y la tradición literaria de la burguesía de la época.
Características generales
Entre las características comunes del arte y la literatura de vanguardia
sobresalen las siguientes:
Tendencia a la formación de grupos, a la declaración de sus principios en
manifiestos y a la publicación de sus obras en revistas literarias.
Oposición a la tradición artística y cultural anterior y afán de realizar un
cambio total.
Rechazo de la imitación de la realidad, la verosimilitud (antirrealismo) y proscripción, por tanto, de lo narrativo. La obra artística debía crear una nueva realidad, que tuviera valor por sí misma y no por semejanza.
Rechazo del sentimentalismo y la subjetividad en favor del vitalismo y el juego. El afán lúdico, el rechazo de la lógica, la expresión de la interioridad por medio de los sueños y lo inconsciente llevaron a los poetas vanguardistas a las asociaciones arbitrarias, irracionales.
Voluntad de renovación y experimentación poética, que se expresa en los siguientes rasgos: preferencia por las metáforas y las imágenes (asociaciones entre términos sin relación con lo real) que se acumulan en un poema; ausencia de rima, de enlaces sintácticos y de signos de puntuación; disposición tipográfica especial del poema en la página, en la búsqueda de efectos visuales y plásticos; creación abundante de neologismos.
En cuanto a los valores principales, destaca el entusiasmo por el mundo moderno y la exaltación de la ciudad. A los artistas les fascinan los inventos de la sociedad moderna, las máquinas: el automóvil, el teléfono, el telégrafo, la cámara fotográfica, los tranvías, los aviones. El cine —uno de los grandes inventos del siglo— influirá en la obra de vanguardistas y del grupo del 27.
La ciudad moderna ofrece novedades arquitectónicas, en especial, el rascacielos y los ascensores; también las luces, las estaciones, las muchedumbres que se mueven a un ritmo frenético, las fábricas, los puentes. Madrid y Barcelona se convier- ten en ciudades cosmopolitas, se crean grandes hoteles. Esta fascinación inicial presentará posteriormente los aspectos negativos del desarrollo del capitalismo, como en la película Metrópolis (1927), de Fritz Lang.
Los vanguardistas muestran también predilección por los juegos, los deportes y las nuevas diversiones: el tenis, el rugby, la natación, el fútbol; el cabaret, el jazz, el music hall.
Fotograma de la película Metrópolis.
La modernidad artística
El conjunto de estas manifes- taciones intelectuales y artísticas constituye uno de los hechos distin- tivos del decenio de los veinte, una época prodigiosa, la única década de paz entre dos terribles guerras mundiales, un interregno feliz en que parecía que el universo estaba definitivamente abierto al progreso y a la evolución de la humanidad tanto en los aspectos materiales como en los referentes al espíritu. Es el momento en que aparece el asombroso repertorio de ismos en que la actitud creativa de vanguar- dia encuentra su acomodo y formas de expresión; en que proliferan los manifiestos con los que los jóvenes poetas, pintores, músicos, arqui- tectos, dramaturgos o cineastas se muestran capaces de arrumbar con el arte viejo.
Las vanguardias europeas
En el período que nos ocupa (1909-1929) surgieron en Europa numerosos
movimientos de vanguardia —también denominados ismos—. 2.1. El futurismo
En 1909 se publicó el Manifiesto de esta tendencia dirigida por Filippo T. Marinetti. El futurismo se declara antirromántico, militarista, patriótico, y rechaza la influencia de la herencia del pasado. Admira el riesgo, la rebeldía, la violencia, la agresividad artística, la velocidad (un automóvil rugiente [...] es más hermoso que la Victoria de Samotracia, proclama Marinetti), la belleza de los nuevos avances de la modernidad: las ciudades, las máquinas, la industria.
El grito, por Edvard Munch.
El expresionismo
El expresionismo, como el cu- bismo, se desarrolló vinculado a la pin- tura. Surgió en los países germánicos, en los que en 1905 se constituyó el primer grupo. Los temas se refieren a la angustia, el miedo, la opresión, el mundo moderno, masificado e inhu- mano. Se caracteriza por el uso de imágenes intensas y violentas, por la deformación de personajes y de situa- ciones y por la insistencia en el poder de lo irracional.
Las señoritas de Avignon, por Pablo R. Picasso.
1collage: conjunto de elementos acumu- lados arbitrariamente. Técnica pictórica consistente en pegar sobre lienzo o tablas materiales diversos.
2.2. El cubismo
Nace como una manifestación de las artes plásticas (en 1907, con Las señoritas de Avignon, de Picasso), que rompe con la noción tradicional de perspectiva, yuxtapone planos y puntos de vista y representa las figuras con formas geométricas.
En literatura, destacó la creación de Guillaume Apollinaire, que en sus obras Alcools (1913) y Caligramas (1918) incorporó la superposición de imágenes, sin desarrollo argumental, la técnica del collage1 y la creación de poemas que confor- man un dibujo (el lenguaje y las imágenes no siempre coinciden en el contenido expresado).
2.3. El dadaísmo
Espejo, caligrama de G. Apollinaire.
Surgió en 1916, encabezado por Tristan Tzara (el nombre del movimiento proviene de una palabra extraída al azar de un diccionario). Su primer mani- fiesto, en 1918, expone su carácter provocador y su nihilismo: negación total del arte y la cultura anterior, abolición de la lógica y de la memoria. Reivindican la libertad, la independencia, el humor, la irracionalidad y el absurdo.
2.4. El surrealismo
El surrealismo propuso una nueva manera de concebir el mundo y constituyó
una verdadera revolución espiritual.
En el Primer manifiesto surrealista (1924) André Breton, jefe espiritual, expuso los principios de la tendencia: incorporar a la creación el funcionamiento real del pensamiento, el mundo del subconsciente, que se expresa en los sueños, mediante la escritura automática, es decir, lograr que aflore el mundo interior sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética y moral. El surrealismo se basó en principio en las obras de Freud, creador del psicoa- nálisis, por sus investigaciones sobre el inconsciente.
Los creadores más relevantes del primer momento son Louis Aragon, Paul Éluard, Robert Desnos, Philippe Soupault. Posteriormente los surrealistas, para quienes la libertad es el bien supremo, manifiestan, influidos por el marxismo, su preocupación política por la liberación social del ser humano.
La influencia del surrealismo se extendió a las artes plásticas y al cine, y se expandió por Europa y por Hispanoamérica.
184 Literatura
Las vanguardias en España
En el surgimiento y evolución de las vanguardias hay que tener en cuenta rasgos culturales de la época, como la europeización y las iniciativas culturales liberales, y el papel fundamental de algunos escritores.
Los poetas españoles viajaron, sobre todo a París, y entraron en contacto con los nuevos artistas europeos de las diferentes vanguardias, de quienes reci- bieron fuertes influencias. Además, en Barcelona (1912) y en Madrid (1915) se realizaron exposiciones de pintores cubistas, y se publicaron poemas de autores franceses.
Una figura fundamental para las vanguardias en España fue Ramón Gómez de la Serna, quien en 1909 publica en la revista Prometeo, que él dirigía, el Manifiesto futurista; y en 1910, la Proclama futurista a los españoles, escrita por Marinetti para dicha publicación. De 1909 es también su discurso El concepto de la nueva literatura, considerado por algunos el primer manifiesto del vanguardismo español.
En 1918, llegó a Madrid procedente de París el poeta chileno Vicente Huidobro. Su presencia fue muy importante por la influencia que tuvo sobre los ultraístas y, sobre todo, porque fue el fundador del creacionismo.
3.1. Ramón Gómez de la Serna
Su papel de promotor y guía de las vanguardias fue reconocido por muchos poetas. A partir de 1915 desarrolló esta labor desde la tertulia que organizaba en el Café Pombo y de su revista Prometeo, tal como hemos señalado. Participó en numerosas reuniones y homenajes y organizó en Madrid la primera exposición de pintores cubistas. Compartió con las vanguardias españolas el gusto por las metáforas e imágenes, el humor y el juego.
Su estética particular se manifiesta en sus Greguerías (1914, primera edición); el mismo escritor definió este género nuevo como metáfora más humor. Generalmente breves y concisas, las greguerías ofrecen una visión insólita de los objetos y la vida cotidiana mediante asociaciones sorprendentes.
Las greguerías se basan en comparaciones (El Coliseo en ruinas es como una taza rota del desayuno de los siglos); metáforas e imágenes (El arco iris es la bufanda del cielo; El agua se suelta el pelo en las cascadas); paronomasias y aliteraciones (Un tumulto es un bulto que le sale a las multitudes); parodias de frases hechas (Nunca es tarde si la sopa es buena); falsas etimologías (El panegírico parece alimenticio pero no lo es); juegos de palabras (En la vida se pierden hasta los imper- dibles), y metonimias (Las moscas son los únicos animales que leen los periódicos).
ctividades
1 Reconoce y explica los recursos retóricos que aparecen en estas greguerías.
a) Los auriculares son las gafas ahumadas de los oídos.
b) Panacea es la cesta del pan.
c) Lloraba de frío la noche.
d) Los recuerdos encogen como las camisetas.
e) Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado.
f) ¿Dónde está el busto del arbusto?
g) Vinos «gran reserva» quiere decir que no dirán a nadie cómo han sido mixtificados.
h) Consejo superfilosófico: «Hazte una fotografía y si sales es que existes».
i) Se embriaga todos los días y nunca ha ido a la comisaría. ¿Quién es? El bizcocho borracho.
Extraído de Trampantojos, de Ramón Gómez de la Serna, Ed. Clan.
Ramón Gómez de la Serna
(1888-1963). Nació en Madrid en el seno de una familia adinerada. Cursó la carrera de Derecho, que nunca ejerció ya que se dedicó in- tensamente a la literatura. Realizó diversos viajes por Europa y en 1931 viajó por primera vez a Buenos Aires.
Al comienzo de la Guerra Civil se marchó a Argentina, donde vivió el resto de su vida.
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